Cada 5 de noviembre, desde 2014 y gracias a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), se celebra el Día Internacional de las Personas Cuidadoras. Desde Edades Compostela nos queremos unir a esta celebración y otorgarle el reconocimiento que se merece esta gran labor. El manifiesto publicado por la ONU parte de la idea de apoyar y reconocer a estas personas (principalmente mujeres) que se preocupan por sus familiares; se trata de valorar su dedicación y trabajo muchas veces infravalorado, y se trata de apostar por su reconocimiento y formación.
Un estudio reciente de la Universidad Pompeu Fabra demostró que en España el 34% de las personas mayores de 65 años necesitan apoyo o cuidados en su vida diaria, y el Gobierno de España prevé que el número de personas mayores dependientes alcanzará los 1,6 millones en 2050
En nuestra cultura, la familia es la principal fuente de ayuda para las personas dependientes, e históricamente el papel social de los cuidadores corresponde a la mujer. Las personas dependientes de nuestro entorno suelen ser personas mayores, discapacitadas y enfermas crónicas o terminales. La cantidad de tiempo dedicado al cuidado de estas personas puede variar desde unos pocos meses hasta algunos años. En España, el 85% de las personas que trabajan en cuidados a domicilio son mujeres. Cuidar es siempre una tarea compleja, ya que se requiere empatía para comprender a la persona que está siendo cuidada mientras se interactúa con otros miembros de la familia y diversos profesionales de la salud. En muchos casos, esto significa aislarse socialmente, dedicarse a cuidar y soportar una carga física y emocional importante.
La mayoría de las veces, los cuidadores realizan actividades que implican priorizar el cuidado de las personas dependientes sobre su vida familiar y personal. Los cuidadores deben contar con todo el apoyo necesario para promover su óptima salud y ser capaces de identificar y abordar primero sus propias necesidades y afrontar con fortaleza emocional los problemas y dificultades diarias que surgen a raíz de esta tarea.
La importancia de las personas cuidadoras y de su cuidado.
En muchas ocasiones, el cuidador debe renunciar a su carrera profesional, asumir el rol de cuidador de otros miembros de la familia y renunciar a su tiempo libro. Más que nunca, debemos ser conscientes del trabajo que realizan, de la carga emocional y física que soportan a lo largo del día y de la necesidad de una mayor comprensión de sus necesidades y las de las personas que cuidan.
Múltiples organizaciones de cuidadores, a lo largo de todos estos años, y sobre todo a raíz de la crisis del Covid-19, reclaman mayor implicación por parte de las administraciones públicas y de un aumento de financiación para costear los gastos de esta atención. También se ha observado que el pago de los cuidados proviene de los ahorros familiares, lo que agrava, en múltiples ocasiones, las dificultades financieras ya existentes.
Cuidar tiene sus riesgos.
Por la naturaleza del trabajo que realizan, las personas cuidadoras, pueden poner en riesgo su salud (física, mental y emocional). Las tareas a realizar en su día a día pueden causarles dolores musculares, problemas intestinales, dolores de cabeza, insomnio, depresión o ansiedad.
Otro punto a tener muy presente es el aislamiento social que se puede producir al dedicarse durante tantas horas al cuidado, descuidando su propia vida personal y limitando al máximo sus actividades de ocio y tiempo libre.
Agradecemos vuestra dedicación.
La dedicación y el cariño con el que realizáis vuestra labor debe ser reconocida por toda la sociedad, independientemente de si os dedicáis de forma profesional o no. Desde Edades Compostela tienes todo nuestro reconocimiento y nuestro apoyo. Gracias por vuestra labor.
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